Plagas y enfermedades I El Riego
Queridos amigos, voy a empezar una serie de artículos sobre plagas y enfermedades (a nivel de principiante), para nuestros bonsáis, en principio quiero decir que no voy a añadir nada nuevo, son apuntes que he ido recopilando de libros,revistas y de internet. Con ello quiero poner a disposición de todos los aficionados que empiezan en este arte una guía de consultas y sus posibles soluciones ,derivados de este tipo de problemas para nuestros bonsáis.
Ni que decir tiene que todos estos apuntes se pueden corregir y ampliar dependiendo del conocimiento de cada uno de nosotros.
Como todos los seres vivos, los bonsáis pueden sufrir distintas patologías o enfermedades, que clasificaremos en tres apartados:
- Las enfermedades fisiológicas, provocadas por una inestabilidad alimenticia (exceso o falta de agua, carencia de minerales.
- Las plagas de parásitos animales, cochinillas, ácaros, pulgones.
- Las enfermedades por bacterias o víricas.
Todas estas enfermedades, en la naturaleza las plantas luchan con sus propios medios para supéralas, pero a veces esto le conduce a la muerte, lo cual contribuye a la selección natural, en la naturaleza cada parasito tiene su depredador (la mariquita por ejemplo, se alimenta de pulgones).
Comenzaremos por las enfermedades fisiológicas, pues una planta sana se defiende mejor contra los parásitos y enfermedades que si está debilitada por la falta de nutrición.
El riego es uno de los trabajos más relevantes en el cultivo de un bonsái. La mayor parte de los fracasos a la hora de cuidar uno de estos árboles derivan de un exceso de agua, que hace que las raíces no consigan oxigenarse, (el 80% de los problemas de las plantas son causadas por un riego inadecuado, tanto en exceso como por defecto) y terminen por ahogarse y pudrirse. Las hojas continuarán ejerciendo la transpiración hasta que no les llegue ese agua de bombeo y acaben deshidratándose por lo que os parecerá raro que, el sustrato esté encharcado y las hojas secas.
Un exceso de agua es la causa más frecuente del deterioro de un bonsái en la maceta. Una larga temporada de lluvia, un exceso de riego con un suelo mal drenado o demasiado compacto, puede ocasionar la muerte de nuestro bonsái por la asfixia de las raíces.
Los primeros síntomas se traducen en el amarillento que van adquiriendo las hojas. A veces, creyendo que se trata de falta de riego, se riega de nuevo, aumentando de esa manera los daños, que no tarda en provocar la muerte de nuestro bonsái. Las hojas se pone completamente amarillas y sus raíces se pudren. Un riego excesivo incluso temporalmente, puede dar lugar a este deterioro de nuestro bonsái, y abre la puerta de muchas enfermedades y parásitos.
El riego tiene que adaptarse al clima, época del año y lugar dónde vivimos. Los riegos no pueden ser iguales en invierno que en verano siempre dependera de las necesidades de nuestro bonsái, ya que en cada estanción del año hay unas condiciones meteorológicas distintas.
Un dato importante a tener en cuenta es la de no regar con agua del grifo. Esta agua de nuestras casas contiene cloro y a la larga acaba afectando a nuestros bonsáis. Sino tienes más remedio que utilizar esta agua, hay que dejarla reposar al menos 24h. para utilizarla.
Hay que comenzar a proveer de agua a la planta cuando se observe que las primeras capas de la tierra están secas. Cuando se de esta circunstancia se echará abundante agua, hasta que salga por los agujeros de drenaje.
Una falta de agua prolongada tiene un primer momento el mismo efecto que el exceso de riego, se manifiesta por el amarillo de las hojas, al ir secándose parte de sus raíces. Si retomamos a tiempo el riego, el bonsái reconstruye su sistema radicular y puede reponerse. Si por el contrario, la falta de agua perdura, el bonsái se irá marchitando gradualmente las hojas se ponen blandas y cuelgan, y acaba muriendo de sed. La falta de agua terminará con él en muy poco tiempo.
Vetro